miércoles, 31 de julio de 2013

Julio Verne

(Jules Verne; Nantes, 1828 - Amiens, 1905) Escritor francés, considerado el fundador de la moderna literatura de ciencia ficción. Predijo con gran precisión en sus relatos fantásticos la aparición de algunos de los productos generados por el avance tecnológico del siglo XX, como la televisión, los helicópteros, los submarinos o las naves espaciales.
En 1836 ingresó con su hermano Paul en el seminario Saint-Donatien. Más tarde estudió filosofía y retórica en el liceo de Nantes y viajó a París, cumpliendo los deseos de su padre, para seguir la carrera de leyes. En 1848 comenzó a escribir algunos sonetos y textos de teatro, y dos años más tarde aprobó su tesis doctoral de derecho y optó por la carrera de letras.




Julio Verne

Sus inicios literarios fueron difíciles, sus piezas de teatro no tuvieron una divulgación importante, y recurrió a la docencia para sobrevivir. Desde 1852 hasta 1854 trabajó como secretario de E. Seveste, en el Théâtre Lyrique, y publicó algunos relatos en Le musée des familles, como Martín Paz (1852). En 1857 se convirtió en agente de bolsa y empezó a viajar; visitó Inglaterra, Escocia, Noruega y Escandinavia, y continuó sus escritos.
Posteriormente conoció al editor Hetzel, quien se interesó por sus textos y le publicó Cinco semanas en globo (1862), obra que lo lanzó al éxito y lo estimuló a proseguir con la temática de la novela de aventuras y fantasía. El mismo editor le encargó una colaboración regular para la revista Magazine déducation et de récréation, y en poco tiempo alcanzó una gran celebridad.
Aprovechando sus conocimientos geográficos, adquiridos a través de numerosos viajes por Europa, África y América del Norte, y su entusiasmo por la revolución tecnológica e industrial, se convirtió en un especialista de los relatos de aventura de corte científico. Su dominio de la tensión dramática le permitió combinar extravagantes situaciones y momentos poéticos en una prosa ligera y amena.
Inmediatamente se enfrascó en la redacción de Viaje al centro de la Tierra, para lo cual se aplicó a la geología, la mineralogía y la paleontología. Las detalladas descripciones de animales antediluvianos maravillaron a los expertos, poniendo de manifiesto su extraordinaria intuición científica. Su tercer gran libro fue De la Tierra a la Luna, cuya publicación despertó tal entusiamo por los viajes espaciales que su despacho se inundó de cartas solicitando reservas para el próximo viaje lunar. Con el mismo interés fue recibida La vuelta al mundo en ochenta días, publicada por entregas, cuyo éxito fue tal que se llegaron a cruzar apuestas sobre si Phileas Fogg, "el hombre menos apresurado del mundo", lograría llegar a la meta en tan breve tiempo.


Veinte mil leguas de viaje submarino es, entre su extensísima producción, uno de los libros que conserva más íntegro su encanto. La peripecia se inicia cuando una fragata americana parte en busca de un monstruo marino de extraordinarias proporciones al que se atribuyen múltiples naufragios. El monstruo aparece, se precipita sobre el barco expedicionario y lo echa a pique, llevándose en su espinazo al naturalista Aronnax, a su fiel criado Conseil y al arponero Ned Land. Resultará ser un enorme submarino, el Nautilus, en el cual los tres hombres pasarán cerca de diez meses hospedados por el enigmático capitán Nemo, artífice del invento. Visitarán los tesoros sumergidos de la Atlántida, lucharán contra caníbales y pulpos gigantes y asistirán a un entierro en un maravilloso cementerio de coral.
Nemo, hostil e iracundo, no tardará en revelarse como un proscrito, un sublevado solitario cuyo manto de misterio esconde una identidad principesca y una pesadumbre tenebrosa. Se ha señalado que Nemo es un trasunto del propio Verne. Ambos viven encerrados, solos e incomprendidos, el primero en su coraza de acero, el segundo en la burbuja de su gabinete, ambos refugiados tras el disimulo y el secreto. Del mismo modo que Verne dejó estupefactos a propios y extraños presentándose a unas elecciones municipales en Amiens por una lista de extrema izquierda, el capitán Nemo, que lucha por la liberación de los pueblos oprimidos, detesta a la convencional y adocenada colectividad que lo persigue y enarbola dos veces el estandarte negro del nihilismo.
Escribió otras obras de gran éxito como Las aventuras del capitán Hatteras (1866), Los hijos del capitán Grant(trilogía, 1868-1870), En torno a la luna (1870), La isla misteriosa (1874), Miguel Strogoff (1876), Un capitán de quince años (1878), Las tribulaciones de un chino en China (1879), El faro del fin del mundo (1881) y Los viajes del capitán Cook (1896), entre muchas otras novelas que superan el medio centenar de títulos.
Se radicó en Amiens en 1872, y a partir de 1886 se comprometió con las actividades municipales de dicha ciudad. Tres años después fue nombrado representante del consejo municipal, y en 1892 fue condecorado con la Legión de Honor. Sus textos se popularizaron con rapidez y quedaron entre los grandes clásicos de la literatura infantil y juvenil del siglo XX. De su obra póstuma destacan El eterno Adán(1910) o La extraordinaria aventura de la misión Barsac(1920), en las que un crítico tan poco convencional como Michel Butor ha querido ver un Verne más profundo y escéptico de lo habitual, que tendía a desconfiar de las consecuencias que podía acarrear para los seres humanos el progreso incesante de la tecnología y de la ciencia.

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Comparacion entre la Oralidad y la Escritura

Oralidad y escritura

El lenguaje puede ser utilizado de forma oral o escrita. Las diferencias en los rasgos que adopta el lenguaje en cada uno de ellos es tan importante que hace que hablemos de registros diferentes: uno oral y otro escrito; que nos refiramos a códigos lingüísticos distintos: uno oral y otro escrito.
Observemos cómo en el siguiente cuadro se presentan estas diferencias, aplicando como estrategia de organización de la información el cuadro comparativo:
OralidadEscritura
Usa fonemas.Usa grafemas.
Se desarrolla en el tiempo.Se desarrolla en el espacio.
Es espontanea y fugaz, por lo que no se puede corregirEs planificada, por lo que se puede revisar para corregir, y permanente.
Se guarda solamente en la memoria.Se puede fijar en varios lugares, en papel u otro soporte.
Sus enunciados se delimitan por la entonación y las pausas.Sus enunciados están delimitados por el uso de puntuación, mayúsculas, párrafos u otros formatos.

Las características del código oral hacen que en los textos que usan este registro se presenten elementos característicos llamados marcas de oralidad. Algunas marcas de oralidad son:
  • muletillas: frases repetidas por hábito, como “entonces”
  • titubeos: sonidos que manifiestan dudas en la elección de las palabras a decir, como “eh…”
  • interjecciones: sonidos que expresan estados de ánimo, como “oh”, “ay”
  • repeticiones innecesarias
  • frases inconclusas
  • falta de concordancia
  • cambio brusco de tema
En la oralidad se utiliza una variedad de lengua a la que llamamos coloquial (haz clic en el enlace para obtener más información).
Si estos rasgos se presentan en un texto que debería usar el registro escrito, constituirá un error; pero si los observamos en uno que utilice un registro oral, serán elementos característicos.
Cuando afirmamos que un texto usa un registro oral, no necesariamente debe ser un texto dicho o escuchado. Si, por ejemplo, escribimos un texto conversacional (vuelvo a aclarar: lo escribimos, no lo decimos) usaremos un registro oral, escribiendo de la misma forma en la que hablamos, ya que buscamos recrear un diálogo. Sin embargo, si escribimos textos expositivos, argumentativos, narrativos, usaremos el registro escrito (a no ser que incluyamos algún tipo de diálogo, fragmento en el cual podemos usar un registro oral) y será un error escribir de la misma forma en la que hablamos.
Por otro lado, cuando  afirmamos que un texto usa un registro escrito, no necesariamente debe ser un texto escrito y leído. Si debemos, oralmente, proferir textos expositivos o argumentativos (pensemos en los discursos de los políticos), aunque lo hablemos, deberemos hacerlo de una forma organizada y planificada como si lo hubiéramos escrito. En general esto es lo que se hace: se escribe el discurso, se estudia, de forma tal de que al decirlo en público, aunque se esté usando un código lingüístico oral, el texto use un registro escrito, ya que tiene las características de la escritura.
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domingo, 28 de julio de 2013

Ciudad y Literatura


La ciudad puede ser perfectamente un tema literario, escogido por el interés o la necesidad de un autor determinado. Ahora pululan escritores que se autodenominan o son señalados por alguna "crÌtica" como escritores urbanos. No obstante, considero que muchos de ellos tan sólo se acercan de manera superficial a ese calificativo y lo hacen equívocamente al pretender referirse a la ciudad a través de una mera nominación de calles, de bares en esas calles, de personajes en esos bares de esas calles, como si la descripción más o menos pormenorizada de esas pequeñas geografías nos develara una ciudad en toda su complejidad.

La ciudad es, en sí misma, un tema literario. Además, es el escenario donde transcurren y han transcurrido miles y miles de historias de hombres y mujeres. La ciudad es la materia prima de los sueños y las pesadillas del hombre moderno, el paisaje en el cual se han formado sentimental e intelectualmente muchas generaciones de narradores en todo el mundo.

Esa condición de escenario ambulante y permanente hace que la ciudad sea casi un imperativo temático o, mejor, el espacio natural de la imaginación narrativa contemporánea. Por supuesto que existen otros temas y otros imaginarios, distintos a los urbanos; pero quiero señalar de forma especial la impresionante presencia de lo citadino en la literatura y, en este caso, primordialmente en la cuentística universal del presente siglo.

Frente a la pregunta de qué es lo urbano en literatura, habría que contestar que urbano no es necesariamente lo que sucede o acontece dentro de la urbe. Una narración puede ubicarse legÌtimamente en la ciudad pero estar refiriéndose a una forma de pensar, actuar y expresarse ìruralî o ajena al universo comprendido por lo urbano. Esto último, lo urbano, posee sus maneras especÌficas de manifestarse, sus lenguajes, sus problemáticas singulares: en definitiva, un universo particular. En consecuencia se podría afirmar que la narrativa urbana es aquella que trata sobre los temas y los comportamientos que ha generado el desarrollo de lo urbano, y siempre a través de unos lenguajes peculiares. Esta definición no pretende ser exhaustiva ni excluyente, pero es útil para delimitar ese universo esquivo y manoseado
de lo urbano.

(Tomado de: TAMAYO S., Guido L. Prólogo al texto Cuentos urbanos. Colección El Pozo y el Péndulo, Bogotá: Panamericana, 1999.)

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Nahum Montt

NAHUM MONTT
Egresado de Literatura de la Universidad Nacional y Maestría en Educación en la Universidad Externado de Colombia. Autor de las novelas Midnight dreams (1999) y El Eskimal y la Mariposa,con la cual obtuvo el Premio Nacional de Novela en el 2004; reeditada por Alfaguara en el 2005 y considerada por la crítica como una “radiografía visceral y poética de la violencia colombiana de los años ochenta y noventa del siglo XX”. Autor de la novela Lara, que versa sobre la vida y el asesinato del Ministro de Justicia colombiano Rodrigo Lara BonillaLara fue recientemente traducida y publicada en Francia.También es autor de una biografía de Miguel de Cervantes Saavedra titulada Versado en desdichas.
http://www.panamericanaeditorial.com/?p=modulo/templates/template_1/ficha&producto=313688
Ha sido docente de literatura en las más importantes universidades del país y asesor pedagógico en el proyecto de uso de medios y nuevas tecnologías del Ministerio de Educación Nacional.
En la actualidad es director del taller de narrativa Ciudad de Bogotá, uno de los más importantes semilleros de narradores en el país. Este taller es auspiciado por el Ministerio de Cultura, la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, SCRD, y la Red Nacional de Talleres de escritura creativa, RENATA, en el marco de Bogotá, capital mundial del libro.
Autor de numerosos ensayos, crónicas y reseñas, en el 2006 publicó la biografía de Miguel de Cervantes Saavedra, Versado en desdichas. Alfaguara acaba de lanzar su tercera novela Lara, donde se recrea desde el género policiaco la lucha solitaria del Ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla, asesinado en las calles de Bogotá por los carteles del narcotráfico en 1984.
Seleccionado entre los cuarenta narradores colombianos después de García Márquez, cuya exposición fotográfica, a cargo de Jorge Mario Múnera, se realizó en Liber Madrid 2006 y en el marco del IV Congreso de la Lengua Española 2007 en Cartagena. Escritor invitado a la XXI Feria Internacional del Libro de Guadalajara en noviembre de 2007.
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viernes, 26 de julio de 2013

La Iliada

LA ILIADA

Resumen general
La Iliada comienza con el gran enfado de Aquiles, porque Agamenón, rey de los aqueos y jefe de la expedición griega contra Troya, se ha empeñado en quedarse con su esclava favorita, Briseida. En señal de protesta, Aquiles, con su ejército de mirmidones, decide mantenerse al margen de la batalla, en su campamento, junto a las naves griegas atracadas en las playas del Estrecho de los Dardanelos, cercano a Troya. (El Estrecho de los Dardanelos, Helesponto, es la franja marina que une el mar Egeo con el mar de Mármara; así como el mar de Mármara se comunica con el mar Negro, por el estrecho del Bósforo). 

Los pocos días de batallas del décimo año de la guerra contra Troya que abarca el poema de la Iliada, van transcurriendo con suerte alternativa para ambos ejércitos. Los aqueos tratan en varias ocasiones de conseguir que Aquiles abandone su pasividad y les ayude a obtener la victoria, pero él se mantiene en su postura hasta que su amado primo y ayudante, Patroclo, es muerto por Héctor, el líder troyano.Esta decisión supone un grave perjuicio para los aqueos (nombre genérico dado a los griegos de la época micénica) que son diezmados por los defensores de Ilión, la acosada ciudad troyana donde residía el rey Príamo, padre de Héctor y de Paris, el raptor de Helena, esposa de Menelao, el hermano de Agamenón.
Los dioses, divididos en dos bandos y en continuo ir venir del Olimpo, contemplaban la batalla desde el Monte Ida, situado a unos setenta kilómetros de Ilión, e intervenían en ella de forma encubierta encarnándose en héroes de apariencia humana. Unos apoyaban a los griegos y otros, a los troyanos. Zeus actuaba de árbitro, tomando decisiones en favor de uno u otro bando según consideraba que debía equilibrar la marcha de la batalla. Apolo fue el dios que más se jugó en el apoyo a los troyanos, no en balde la leyenda le atribuye la fundación de Troya.
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jueves, 25 de julio de 2013

Periodos Literarios

AUTORES EN LOS PERIODOS LITERARIOS

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Siglo de Oro

ESCRITORES DEL SIGLO DE ORO
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http://www.youtube.com/watch?v=4jIsBxH40hM

Alejandro Dumas

(Alejandro Dumas padre; Villers-Cotterêts, Francia, 1802 - Puys, id., 1870) Novelista francés. Hijo de un general del ejército francés que dejó a su familia prácticamente en la ruina al morir, en 1806, Alexandre Dumas tuvo que abandonar pronto sus estudios. Llegó a París en 1823, tras una primera experiencia como pasante de abogado, lleno de ambiciones literarias. Gracias a su puesto de escribiente para el duque de Orléans, que obtuvo por recomendación del general Foy, consiguió completar su formación de manera autodidacta.
Desde 1825, editó poemas y relatos largos, y representó vodeviles en teatros de variedades, pero el verdadero inicio de su carrera como dramaturgo se produjo en 1829, con Enrique III y su corte, primera manifestación de la nueva generación literaria romántica, anticipándose un año al Hernani, de Victor Hugo. Antony, en 1831, marcó los principios de una etapa de creación infatigable de dramas, tragedias y melodramas, casi todos de exaltación de la historia nacional de Francia.
Gran admirador de Walter Scott, a partir de 1832 escribió también novelas históricas, aprovechando el auge del género propiciado por su publicación por entregas en los periódicos. A pesar del poco éxito de sus primeras novelas, la aparición de Los tres mosqueteros, en 1844, significó su salto a la fama. Las sumas ingentes de dinero que se le ofrecían, dada la creciente demanda de sus novelas por parte del público, motivaron una verdadera explosión en la producción de Dumas. Trabajando incontables horas al día, y con la ayuda de varios colaboradores, entre los que destacó el historiador Auguste Maquet, con quien trabajó de 1839 a 1851, llegó a producir ochenta novelas, de desigual calidad. La mayoría de ellas pertenecen al género histórico o al de aventuras, en el que destaca sin duda El conde de Montecristo.

La escasa profundidad psicológica de los personajes se ve ampliamente compensada por una exuberante inventiva a la hora de crear las intrigas, y por el perfecto dominio de los diálogos, siempre ágiles y vivaces. Sin duda, éste fue el motivo de que sus obras fueran frecuentemente trasladadas al teatro. Con este fin fundó en 1847 el Théâtre Historique, en París, empresa que cuatro años más tarde quebró a causa de las deudas contraídas, a pesar del éxito obtenido.
La vitalidad enorme de Dumas le llevó a probar todos los géneros de la literatura y, si bien es cierto que sus ensayos históricos no tuvieron mucha relevancia, la serie de sus Impresiones de viaje (1835-1859), en cambio, lo convirtió en el primer maestro del gran reportaje. Realizó una breve incursión en el universo político; fue nombrado capitán de la Guardia Nacional parisina, pero se enemistó con Luis Felipe, y, tras un estrepitoso escándalo en las Tullerías, rechazó el nuevo régimen y volvió a la literatura. Tras dos fracasos electorales sucesivos, en marzo y junio de 1848, en 1851, huyendo más de sus acreedores que de Luis Napoleón, se exilió en Bélgica, donde redactó sus apasionantes y pintorescas memorias, y compuso nuevas novelas de aventuras.
Regresó a Francia en 1853 y fundó la revista satírica El mosquetero, que se transformó, en 1857, en El Monte-Cristo. Ante la continua censura de Napoleón III, abandonó de nuevo Francia y se sumó a la expedición de Garibaldi en Sicilia, en 1860. Se encargó de comprar armas para el revolucionario italiano y se instaló, durante cuatro años, en Nápoles, donde Garibaldi lo nombró conservador del museo de la ciudad. Enemistado con el cardenal Francesco Zamparini, fue expulsado por los napolitanos, e impulsó en París nuevos intentos periodísticos, que abortaron al poco tiempo.
Arruinado, vivió los últimos años de su vida a costa de su hijo Alexandre Dumas, también escritor, y de su hija, Madame Petel. Pretendía haber escrito más de mil doscientas obras, y, aunque sin duda exageraba la cifra, dejó unos trescientos libros y numerosísimos artículos, que hicieron de él uno de los autores románticos más prolíficos y populares de Francia.

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